EL SUEÑO, EL TEXTO DEL SUJETO
"A dream you dream alone is only a dream.
A dream you dream together is reality"
John Lennon
Se suele creer, desde tiempos remotos, que los sueños son mensajes de los dioses. Coincido en esa afirmación hasta cierto punto: los sueños son mensajes. Pero no provienen de la voluntad de los dioses ni tampoco de creencias paganas. La ciencia incluso ha estudiado –y verificado- la actividad del cerebro de una persona mientras duerme y/o sueña, pero no puede responder a la pregunta de qué es un sueño, o por qué se sueña.
La apuesta de Freud en “La interpretación de los sueños” responde
a ese interrogante, intenta leer algo
en los sueños: “pensamientos del sueño y
contenido del sueño se nos presentan como dos figuraciones del mismo contenido
en dos lenguajes diferentes. Mejor dicho, el contenido del sueño se nos aparece
como una transferencia de los pensamientos del sueño a otro modo de expresión
cuyos signos y leyes de articulación debemos aprender a discernir por vía de la
comparación entre el original y su traducción. Los pensamientos del sueño nos resultan
comprensibles sin más tan pronto como llegamos a conocerlos. El contenido del
sueño nos es dado, por así decir, en una pictografía, cada uno de cuyos signos
ha de transferirse al lenguaje de los pensamientos del sueño"
Haciendo eco de las palabras de A. Eidelsztein, "Pensamientos del sueño y contenido del sueño" son conceptos isomórficos, o para decirlo en términos lacanianos, no hay nada anterior al significante, como tampoco hay ninguna realidad pre-discusiva. Toda relación del sujeto con el mundo está mediatizada por el lenguaje que es previo a su existencia. De aquí que hablamos –y soñamos- con palabras.
Vayamos a algunas citas de J. Lacan para abordar este tema.
En el seminario 20, en la clase
del 20 de marzo de 1973, nos dice que “hay
un saber que no se sabe, y que es, hablando propiamente, un saber que se
soporta del significante como tal, que un sueño es algo que no introduce a
ninguna experiencia insondable, a ninguna mística, que eso se lee en lo que se
dice de él”.
Unos años más tarde, en el seminario 25, enuncia que “el inconsciente es muy precisamente la hipótesis de que no se sueña solamente cuando se duerme” (…) “Decir es otra cosa que hablar. El analizante habla, hace poesía. Hace poesía cuando llega –es poco frecuente pero es arte- corto porque no quiero decir “es tarde”. El analista, él, zanja. Lo que dice es corte, es decir participa de la escritura, en esto precisamente: que para él equivoca la ortografía, por un modo diferente de escribir, sueña otra cosa que lo que es dicho, que lo que es dicho con intención de decir, es decir conscientemente, aún cuando esa consciencia vaya bien lejos. Es por eso que digo que, ni en lo que dice el analizante ni en lo que dice el analista hay otra cosa que escritura. Esa consciencia no llega lejos, no se sabe lo que se dice cuando se habla. (…) El hecho de haber enunciado la palabra inconsciente, no es nada más que la poesía con la cual se hace la historia”
Ahora bien, demos un ejemplo para ilustrar estos conceptos. Hace una semana aproximadamente, alguien me cuenta –con mucha carga emotiva- este sueño: “me veía con vos en un Bar en la Av. Corrientes, ese encuentro era muy vívido, muy lindo…” A lo que le pregunto qué se le ocurre con “Av. Corrientes” (me dijo que se encontraba conmigo en un lugar en esa zona de Bs. As). Como ningún significante se significa a sí mismo, tengo que preguntar ¿qué querrá decir eso?
A lo que yo agregaría, el sueño que se lleva al análisis es aquel donde el analista es con-vocado a escucharlo, porque el texto a leer se produce bajo transferencia; si el sueño es lo que se dice de él, podemos afirmar que el sueño es la interpretación que el analista hace del mismo.
Para enunciarlo en otros términos: el sueño es una escritura jeroglífica donde residen esos significantes que representan al sujeto para otros significantes. Justamente porque en todo discurso del Sujeto habita ese deseo, que despierto o adormecido, hablará de todos modos.
Vayamos a otro ejemplo, donde lo que se dice y lo que se interpreta del sueño se anudan para producir un nuevo texto. (A, léase Analista. An, es Analizante)
An-“Tuve 5 sueños pero no me acuerdo ninguno”
A- lo estás diciendo.
An- te digo que no me acuerdo ninguno
A- ¿qué se te ocurre con “cinco” (5)?
An- uh, no tiene nada que ver… bah digo lo primero que se me viene a la mente es…”sin co…ger hace dos semanas…”
A-Ajá. Interesante. ¿Y qué pasó en esas dos semanas que estuviste sin coger?
An-No quiero hablar de eso, ¿Cómo puede ser? No me acuerdo lo que soñé. ¿Cómo llegamos hasta acá?
A-Repasemos. Me dijiste que habías tenido 5 sueños que no recordás. Pero se trata de eso, que hables aunque no te acuerdes. Cinco dice mucho más de lo que pensabas ¿no?
Es así que se produce un corte en la escritura, se equivoca la manera de escribir, donde el significante “cinco” se borra, para dar lugar a otro significante “sin co…”
Al respecto, Lacan nos dice, en el seminario 18, en la clase del 13 de Enero de 1971: “Intersubjetividad, escribía yo entonces, y Dios sabe a qué falsas pistas puede dar ocasión el enunciado de términos tales como ése. Que se me excuse por haber tenido, esas pistas, que hacerlas primeras. Yo sólo podía ir al encuentro del malentendido. Inter, por cierto, en efecto, es lo que sólo, lo que siguió, me permitió enunciar de una inter-significancia, o subjetividad de su consecuencia, siendo el significante lo que representa un sujeto para otro significante — donde el sujeto no está. Es precisamente por eso que, porque ahí donde está representado está ausente, por representar de todos modos, se encuentra así dividido”
Veamos otro ejemplo más:
Una mujer, al recibir la noticia de su mejor amiga, que se va a vivir a Estados Unidos, en medio de la emoción me dice “Mi amiga está allá, y yo acá ¿entendés? ¡Cómo voy a hacer!! No ves que no vamos a poder vernos como siempre …” A lo que le digo: bueno, podrán seguir viéndose, el vínculo va a seguir aunque no se vean todos los días (Están-dos-Unidas). Puede ponerte triste, eso sí, pero tu amiga solamente está (viviendo) allá ¿por qué habrías de estallar a raíz de eso?
Para cerrar, digamos algo más. Recordemos que lo inconsciente es el Discurso del Otro. ¿Dónde está el sujeto entonces?
En el seminario 26, en la clase
del 15 de mayo de 1979, leemos: “un
sujeto habla -allí reside la paradoja- para desaparecer. Para que haga acto y
se borre enseguida. (…) El sujeto dice y, diciendo, deviene sujeto y
desaparece. Antes del acto no era, luego del acto ya no es. El sujeto 《ex-iste》 fuera de esa cadena, pero en relación a ella “
El sujeto, al igual que el sueño, es un texto que se produce en el análisis.
Juan Pablo MoscardiEl sueño: el texto del sujeto
IV-2021
Arte: Salvador Dalí
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