INTERPRETACIÓN Y REPRESENTACIÓN (A PROPÓSITO DE LA TRADUCCIÓN DE VORSTELLUNGSREPRÄSENTANZ)


RESUMEN

El presente trabajo retoma la polémica acerca de la traducción del concepto freudiano de Vorstellungsrepräsentanz, en tanto las distintas traducciones implican nociones disímiles respecto de qué se reprime, cómo concebimos al sujeto del inconsciente y por lo tanto en qué consiste la interpretación en la práctica analítica. Los términos unbewusste Vorstellungen, estaban preñados de una larga historia en la psicología alemana antes de ser utilizados por Freud, lo que instila el problema de la representación en su teoría. Aquí, siguiendo algunas orientaciones de Lacan, apuntamos a lo que sería una interpretación que prescinda de la representación.

Palabras clave: Represión Representación Traducción Interpretación

Al proponer términos de significación tan vasta se entenderá que no voy a intentar connotarlos, simplemente trato de limitar un campo problemático. Son términos problemáticos porque tienen tanta historia, tanto peso en la tradición filosófica, en la teoría del conocimiento, que acumulan una inercia de significaciones que se filtran casi inevitablemente. Más allá de las significaciones diversas en filosofía y en psicología, dentro mismo del campo psicoanalítico el valor del término interpretación es polémico. Efectivamente la práctica analítica puede devenir en psicología profunda si toma el símbolo de modo analógico [1] porque funciona entonces la idea de representación en un sentido clásico, allí la interpretación apuntaría a develar un sentido oculto, a poner ese sentido a disposición del Yo. Pero si entendemos que lo reprimido no es lo representado del deseo es posible concebir de otra forma la interpretación. El modo de concebir la interpretación es solidaria con el hecho de situar qué se reprime, de ahí la insistencia de Lacan en precisar -o forzar-, la traducción de Vorstellungsrepräsentanz. Para Lacan es un asunto central el que se juega en esta polémica porque implica de qué sujeto se trata: “En este orden las querellas de forma no son vanas, porque justamente ellas instauran consigo todo un presupuesto subjetivo que es precisamente lo que está en cuestión.” [2]

TRADUTTORE-TRADITORE

Que los efectos de la escritura en la transmisión del psicoanálisis se continúen en el acto de la traducción lo sabemos los psicoanalistas hispano-hablantes formados en una tradición de lectura que muchas veces obvia esa situación. Nos formamos leyendo “versiones” y no sólo de los Seminarios de Lacan (vuelco de palabra hablada en “texto establecido”) sino que también, estrictamente, las traducciones no son más que versiones del alemán de Freud y el francés lacaniano. Traduttore-traditore: es un destino inevitable y no sólo por voluntad o torpeza de aquel que vuelca de una lengua a otra los hallazgos y tropiezos de un autor [3]. La traducción nunca es tersa y aséptica, inevitablemente implica decisiones de lectura que intervienen en el corpus conceptual de psicoanálisis. La traducción del término, o complejo de términos, Vorstellungsrepräsentanz es una decisión de lectura que afecta al estatuto mismo del inconciente. La insistencia de Lacan en varios Seminarios en criticar la traducción de Laplanche es llamativa. Donde Lacan traduce Représentant de la représentation Laplanche vuelca al francés Représentant de représentation, lo que en castellano nos da, en el uso de Lacan “representante de la representación” y en Laplanche: [4] “representante de representación”, “representante -representativo” o “representante-representación”, “pero en ningún caso” –enfatiza Laplanche- “representante de la representación”. Encontramos entonces allí una pequeña diferencia que Lacan lee como un pasaje al discurso universitario.

LA REPRESIÓN

El asunto central en juego es sobre qué se ejerce la represión, qué se reprime. Ubiquemos este punto en Freud mismo. Freud introduce bajo el modo de un supuesto necesario la conjetura de la represión primordial. En el artículo “La represión” [5] lo señala así: “...tenemos razones para suponer una represión primordial, una primera fase de la represión que consiste en que a la agencia representante {Representanz} psíquica (agencia representante-representación) de la pulsión se le deniega la admisión en lo conciente.” Y a continuación hace un señalamiento que tiene fuertes consecuencias clínicas: “...se comete un error cuando se destaca con exclusividad la repulsión que se ejerce desde lo conciente sobre lo que ha de reprimirse. En igual medida debe tenerse en cuenta la atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con lo cual puede ponerse en conexión.”

Este señalamiento apunta a las reducidas posibilidades de acción de la conciencia. Decíamos que la represión primordial es un supuesto necesario. ¿Necesario para qué? Para darle un estatuto estructural al inconciente. A partir del supuesto de la represión primaria se conciben representaciones que jamás accederán a la conciencia. En “Lo inconciente” [6] el paso que da Freud es una consideración más minuciosa del aspecto económico, de los destinos de las magnitudes de excitación, esto lo lleva a conjeturar qué sucede con la represión primordial en términos económicos. La represión secundaria es en lo esencial un proceso de sustracción de investidura, de libido (se trata de investidura preconciente). Como la representación inconciente sometida a la represión primaria no recibe investidura preconciente (nunca llegó a ese estado), ésta no puede sustraérsela. Freud conjetura entonces un proceso que denomina contrainvestidura, con el que el preconciente se protege del asedio de la representación inconciente. “La contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primordial; en la represión propiamente dicha (el esfuerzo de dar caza ) se suma la sustracción de la investidura prcc. Y es muy posible que precisamente la investidura sustraída de la representación se aplique a la contrainvestidura.”

REPRESENTANTE DE LA REPRESENTACIÓN

Para Lacan “lo reprimido no es lo representado del deseo, la significación, sino el representante de la representación” [7], y aclara que traduce literalmente. También afirma que “Vorstellungsrepräsentanz es estrictamente equivalente al término y noción de significante.” [8]

Lacan afirma que traducir representante de la representación no es para nada lo mismo que representante representativo “...en un caso, el representante no es la representación, en el otro caso el  representante sólo es una representación entre otras” [9]. Este punto es clave en la discusión, Vorstellungsrepräsentanz ¿es o no una representación? Lacan enfatiza que no, no se trata de una representación, el acento está puesto en la cualidad de ser un representante, a la manera de un representante diplomático, que no entra en juego por su significación propia. Se juega aquí la dimensión, el alcance de la formula que define al significante y por lo tanto al sujeto: “el significante representa al sujeto para otro significante”, se trata de representante y no de representación. El sujeto entonces no es más que esa pulsación, “...no tiene ningún ser fuera de su representación (por un significante para otro significante).” [10]

Un párrafo del Seminario de “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” [11] me parece sustantivo para situar lo que Lacan entiende por representante de la representación: 

“...El Vorstellungsrepräsentanz es el significante binario. Este significante constituye el punto central de la Urverdrängung, punto que, como indica Freud en su teoría, al pasar al inconsciente será el punto de Anziehung, el punto de atracción que hace posible todas las demás represiones, los demás pasos similares hacia el lugar de la Unterdrückt, de lo que ha quedado debajo como significante. De esto se trata en el término Vorstellungsrepräsentanz”.

Aquí Lacan lee estrictamente la página de “La represión” que citábamos. Hasta aquí, de manera condensada, algunas consecuencias que Lacan extrajo al traducir Vorstellungsrepräsentanz como representante de la representación.

REPRESENTANTE-REPRESENTATIVO

Habíamos anticipado que para Laplanche se traduce “representante de representación”, “representante -representativo” o “representante-representación”, “pero en ningún caso representante de la representación”, afirma incluso que este último significado del término no debe ser acreditado a Freud porque sería un contrasentido.

Lo fundamenta así: 1- La “s” que une los dos vocablos del término compuesto “Vorstelungsrepresentänz no es la marca de un genitivo. El sustantivo femenino Vorstellung no puede dar Vorstellungs, está allí por razones eufónicas, sin matiz de sentido ni distinción de género. 2- Las palabras compuestas introducen una ligazón de pertenencia entre los dos términos muy diferente a la relación de un genitivo. El primero de los dos términos funciona como determinación del segundo. Handelsrepräsentant es “representante de comercio” no “representante del comercio” 3- Freud nunca expresó la idea de que la Vorstellung pueda tener un delegado, un representante, sino que “representa a la pulsión” repräsentierende Vorstellung.

Las razones de Laplanche parecerían muy ajustadas al texto de Freud, el problema es que la representación adquiere una consistencia que no encontrábamos en el uso que le da Lacan, la representación toma valor en sí misma, teniendo esto consecuencias clínicas precisas.

EN LA HUELLA DE FREUD

A esta altura entonces: ¿quién es el traditore en esta traducción? La fidelidad parece estar del lado de Laplanche; en cambio en Lacan encontramos lo que podemos denominar un forzamiento: Lacan fuerza el sentido de la traducción, otorgándole un sentido nuevo a aquello que volvía a deslizarse hacia el redil de la psicología. Es una ”traición” que no reduce lo que se traduce a una ideología determinada (como el destino de los escritos de Galileo en manos de los empiristas ingleses), se trata sí de un forzamiento de lectura.

La lectura de Lacan da un paso en la huella de Freud. Lacan a la manera del poeta, intenta violentar un uso cristalizado, pero también debemos observar que no habrá sido lo suficientemente poeta en tanto debe volver a arremeter contra el uso del término representación ligado al de inconsciente. Por más que haya puesto el acento en el representante, la pregnancia del término “representación” es tan fuerte que termina imponiéndose. Esa parece ser la razón por la cual Lacan necesita dar un paso más apuntando directamente al uso del término representación [12]: “¿Qué es lo que puede ser eso, representaciones inconscientes? Hay ahí una contradicción en los términos: unbewusste Vorstellungen. Yo he intentado explicar eso, fomentar eso para instituirlo a nivel de lo simbólico. Eso no tiene nada que ver con representaciones, este simbólico, son palabras, y, en el límite, se puede concebir que unas palabras son inconscientes. No se cuenta incluso más que eso a montones: en el conjunto, ellas hablan sin saber absolutamente lo que dicen. En lo cual el inconsciente no tiene cuerpo más que de palabras.” Ya no se trata de la traducción de Laplanche, Lacan critica aquí el uso del término Vorstellung ligado al de Unbewusste hecho por Freud (sin dudas el uso corriente en la psicología alemana -a partir de Herbart- del sintagma unbewusste Vorstellungen dejaba alguna marca no deseada en la concepción freudiana de inconciente).

En la clase llamada “Varidad del síntoma” [13] de “L’insu...” Lacan plantea que lo que Freud dice del inconciente “...sólo es embrollo y balbuceo, vuelve a esa mezcla de dibujo grosero y metafísica que no va el uno sin el otro.” El paso dado por Lacan allí parece ir más allá de Freud, pero de un modo paradójico, porque vuelve a lo esencial del descubrimiento freudiano. Al final de esa misma clase de “L’insu...” cuando aborda la interpretación, o sea lo que el analista hace para forzar el discurso sugestivo, hipnótico, nos remite a la escritura poética y... al chiste (el Witz freudiano). Para que la interpretación no se agote en el sentido Lacan apela a la escritura poética:“...con la dimensión de la escritura poética ustedes pueden adquirir la dimensión de lo que podría ser la interpretación analítica”. Y aún más: “Sólo cuando una interpretación justa extingue un síntoma, la verdad se especifica por ser poética”. Para eso “nuestro decir” debe prescindir de lo bello: “Nosotros no tenemos nada que decir de bello. Se trata de otro tipo de resonancia que tiene que fundamentarse en el chiste.” De este modo paradójico, extraño rizo, damos un paso y volvemos a retornar nuevamente al corazón del descubrimiento freudiano.

Pawlow, Juan Carlos (2009). Interpretación y representación (a propósito de la traducción de vorstellungsrepräsentanz). I Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVI Jornadas de Investigación Quinto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - U.B.A, Buenos Aires.

BIBLIOGRAFÍA

[1] LACAN, J.: Función y Campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. Escritos I. Ed. S.XXI: “.... Freud abrió la vía propia a la interpretación de los sueños, y con ella a la noción del simbolismo analítico. Esta noción, nosotros lo decimos, está estrictamente en oposición con el pensamiento analógico de la cual una tradición dudosa hace que algunos, incluso entre nosotros, la consideren todavía como solidaria.”

[2] LACAN,J. Seminario XV, sesión del 15 de noviembre de 1967 (inédito)

[3] Como lo demostró Alexander Koyré los mismos escritos de Galileo fueron víctimas de ese tratamiento que generó su famosa sentencia. Koyré muestra como Galileo queda engullido en la tradición empirista traicionándose su pensamiento. ¿De que manera? En la tradución inglesa se utiliza el término experiment del que no hay rastros en el latín original; para cualquier lector inglés, desde entonces, Galileo ha descubierto las propiedades de la caída por experimentos, cosa que instaura la leyenda de un Galileo empirista. (“Traduttoretraditore: A propósito de Copérnico y Galileo” en Estudios de historia del pensamiento científico. Siglo XXI editores. 14 ed)

[4] LAPLANCHE, J.: Problématiques III. Pag. 35 nota 1 (Traducción de Carlos Escars)

[5] FREUD, S.: “La represión”: Amorrortu editores XIV pág. 143

[6] FREUD, S.: “Lo inconciente”: Amorrortu editores XIV pág. 178

[7] LACAN, J.: Seminario XI, sesión del 3 de junio de 1964. Ed. Paidós.

[8] LACAN,J.: Seminario VI, sesión del 26 de noviembre de 1958. Ed. Paidós.

[9] LACAN, J.: Seminario XVII, sesión del 13 de mayo de 1970. Ed. Paidós.

[10] LE GAUFEY, G.: “El pliegue interno de la representación”.

[11] Ibid nota 7 pág. 226.

[12] LACAN, J.: “Palabras sobre la histeria” (26 de febrero de 1977) traducción: Ricardo E. Rodríguez Ponte.

[13] LACAN, J.: Seminario XXIV, sesión del 19 de abril de 1977.  Versión crítica de Ricardo E. Rodríguez Ponte.


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