Una articulación entre la Demanda y el Deseo en psicoanálisis

"La demanda en sí se refiere a otra cosa que a las satisfacciones que reclama. Es demanda de una presencia o de una ausencia. Cosa que manifiesta la relación primordial con la madre, por estar preñada de ese Otro que ha de situarse más acá de las necesidades que puede colmar" (Lacan. Significación del falo. pág. 670).

Sobre la cita anterior, Alfredo Eidelsztein, dice lo siguiente: “Lacan dice claramente que esta demanda del niño a la madre (Madre como aquella figura que encarna al Otro) -en tanto Otro- es pedido de presencia y no de satisfacciones de la necesidad, dado que ella encarna el lugar desde el que se pueden colmar las necesidades, aunque no mediante el objeto de la necesidad.”

Entonces, el sujeto demanda una presencia que supone puede colmar la necesidad, no demanda el objeto (que aunque lo demandara no hay objeto que pudiese colmar la demanda de la satisfacción total de la necesidad).

Por ejemplo: Un niño le demanda a sus padres un vaso de agua (vaso de agua como “objeto de la necesidad”). El vaso de agua es llevado al niño por el padre, y cuando el padre le entrega el vaso de agua, el niño le dice a éste: “No lo quiero, quiero que mamá me lo traiga” En ese “quiero que mamá me lo traiga”, está el pedido de presencia/amor/ser (a)mado por aquella figura que encarna al Otro.

Más adelante, Alfredo, dirá lo siguiente sobre la necesidad, su satisfacción y el Otro; misma que se tratará de problematizar para dar una posible respuesta ante la problemática de qué es la demanda, más allá de esa supuesta demanda de presencia a partir de la ausencia que supondría poder colmar la necesidad: “El Otro cuenta con el privilegio de satisfacer las necesidades; es decir, cuenta con el poder de privar a las necesidades de lo único con que se satisfacen, con la presencia y no con el objeto.”

Entonces, primer punto. Según Alfredo, la necesidad sí puede ser colmada, ya que la figura particular para el sujeto que encarne al Gran Otro, tiene el poder de privar a la necesidad de ser satisfecha o no, por medio de su ausencia o su presencia.

Retomando el ejemplo de la demanda del niño en la que pide un vaso de agua (objeto que colma la necesidad de ese momento) pero que es rechazado (el vaso de agua) porque el padre es el que le llevo el vaso de agua y el, el niño, quiere que la madre sea la que le lleve el vaso de agua; podemos pensar entonces que Lacan tenía razón en que la demanda es otra cosa que las satisfacciones que reclama (en este ejemplo, el vaso de agua) y que lo que reclama más allá de este vaso, es la muestra de amor de la madre, que ésta, le haga ver que él, el sujeto, es su objeto de deseo; así como cientos de años atrás, Alcibíades le demandaba lo mismo a Sócrates; Sin embargo, que la demanda exija algo más que el objeto de satisfacción y por ende de eso no trate la demanda, esto en absoluto resuelve que la necesidad pueda ser colmada a partir de la presencia del Otro que se exige por una ausencia.

Al respecto del problema de la satisfacción de la necesidad, comparto nuevamente una cita de Lacan en significación del falo y luego, una de Alfredo Eidelsztein sobre la cita de Lacan para seguir problematizando al respecto. Comenzemos con la cita de Lacan: “Son en primer lugar, los de una desviación de las necesidades del hombre, por el hecho de que habla, en el sentido de que en la medida en que sus necesidades están sujetas a la demanda, retornan a él alienadas. Esto no es el efecto de su dependencia real [...] sino de la conformación significante como tal, y del hecho de que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro (Significación del falo. pág. 670).”

Ahora, continuemos con la cita de Alfredo en su libro “El grafo del deseo” sobre la cita de Lacan: “Lo que Lacan nos propone aquí es que hay un efecto de desviación de las necesidades del hombre a causa de que el sujeto habla, que es un sujeto hablante. Vamos a poner en relación, entonces, la noción de demanda con la noción de necesidad. Es a consecuencia de la demanda que se produce una desviación de la necesidad; es decir, la necesidad se aliena (al Otro). Producir una inversión es un efecto estructural de toda demanda. Para nosotros, la noción de demanda implica que uno recibe su propio mensaje desde el Otro -y no que el emisor codifica y emite el mensaje que el receptor recibe y descodifica.” (Eidelsztein, A. pp. 53)

Articulando las dos citas anteriores y parafraseando las mismas, entonces podemos decir que la necesidad y el objeto satisfactorio de la necesidad, han sufrido una desviación, una pérdida, y esto como consecuencia de que el sujeto ha sido atravesado por el lenguaje. Tras sufrir esta desviación de lo que es conocido como “necesidad” podemos pensar que, fuera de las necesidades básicas (como lo pueden ser dormir y comer), el parletre no se rige por necesidad e instinto, sino por una dialéctica de la demanda (demanda del sujeto al Otro, y viceversa) ya que estas dos (necesidad e instinto), han sido abolidas por el lenguaje. De ser así (que haya abolición de instinto, necesidad y de un objeto especifico que sacie la necesidad) podemos decir que entonces la presencia del Otro, no es algo que pueda colmar la necesidad ¿por qué? Porque no hay necesidad, entonces ¿cómo podríamos pensar que se puede colmar algo que ha sufrido una desviación, una desnaturalización y que simplemente no opera en el funcionamiento del parletrê?

Ya teniendo claro que la presencia del Otro como pedido de la demanda del sujeto no colma la necesidad, porque justamente no hay necesidad operando en el parletré, creo que lo conducente entonces sería plantearlo de la siguiente manera:

No hay presencia ni objeto que colmen la demanda de amor.

Una de las múltiples maneras de argumentar a favor de por qué no hay presencia ni objeto que colmen la demanda de amor por parte del sujeto hacia la encarnadura del gran Otro y viceversa, la demanda del Otro hacia el sujeto, es porque no hay significante que universalmente remita a un significado único, mismo que posibilite la satisfacción de la demanda, y por ende, del deseo. El significante no remite al objeto de manera universal, el significante se ha desprendido de la cosa, y es por eso que el sujeto puede decir “El gato hace gua gua” y así, demostrar que significante, significado y objeto ya no son, o más bien, nunca fueron uno mismo, nunca fueron signo, aunque el fantasma neurótico así lo haga ver.

Sin embargo, y para ir cerrando con este breve escrito, retomemos parte una de las citas ya utilizada aquí:

“Son en primer lugar, los de una desviación de las necesidades del hombre, por el hecho de que habla, en el sentido de que en la medida en que sus necesidades están sujetas a la demanda, retornan a él alienadas. Esto no es el efecto de su dependencia real [...] sino de la conformación significante como tal, y del hecho de que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro (Significación del falo. pág. 670).”

Al respecto de la parte que está en negritas de la cita anterior, Alfredo dice lo siguiente: “Es a consecuencia de la demanda que se produce una desviación de la necesidad; es decir, la necesidad se aliena (al Otro). Producir una inversión es un efecto estructural de toda demanda. Para nosotros, la noción de demanda implica que uno recibe su propio mensaje desde el Otro -y no que el emisor codifica y emite el mensaje que el receptor recibe y descodifica.” (Eidelsztein, A. pp. 53)

Entonces, tenemos que hay una demanda por parte del sujeto al Otro, una demanda sostenida desde y por el lenguaje que hace que se desnaturalice la supuesta necesidad. Esta demanda es demanda de amor, de ser el (a)mante del Otro, pero sin embargo y lo interesante de esta cita de Alfredo sobre la cita de Lacan, es que comenta que la supuesta necesidad se aliena al Otro, y que así, esta supuesta necesidad (que realmente es demanda de amor) vuelve de manera invertida desde el lugar del Otro; es decir, como una respuesta a la demanda por parte del sujeto, para así intentar ser (a)mado por el Otro, que al fin de cuentas es lo que el fantasma neurótico de la pulsión, confundirá con su deseo, o sea, la demanda del gran Otro, y ahí es entonces que podemos entender la ficción que se presenta en la frase “Yo deseo X, o Yo deseo Y” cuando realmente eso sería una tercer inversión de la demanda producida en el circuito de la demanda entre Otro y Sujeto. (Es por eso que el deseo es ese resto que queda entre el Otro y el sujeto como efecto de la abolición de la necesidad y del objeto de satisfacción de la necesidad por el hecho de que hay demanda, de que hay lenguaje).

Para concretizar lo anteriormente desarrollado, inventemos un ejemplo: Una chica ve como todas sus compañeras de clase traen una mochila escolar de cierto color y de cierta marca, y que bueno, para pertenecer a ese grupo (ser (a)mada) , “necesita” tener una mochila del mismo color y marca (es decir, se confunde la demanda con la necesidad). Por ende, llegando a casa le demanda a sus padres una mochila del mismo color y marca que la de sus compañeras (si, está demandando ser (a)mada, la demanda remite a algo más que al objeto, la mochila en este caso. Esta demanda la podemos tomar como la tercera inversión dialéctica en el circuito de la demanda comentada anteriormente). Y bueno, es ahí que se produce la ficción en el fantasma neurótico de la pulsión de la chica al decir “Yo deseo” esa mochila, ese es el objeto de mi deseo. Cuando habíamos comentado ya, que el deseo es el resto que queda de la operación de abolición de la necesidad y su objeto de satisfacción por efectos de la demanda. Más allá de cual sea el falso objeto a que opere en el fantasma (como lo va a mencionar Alfredo más adelante) lo importante me parece, sería poder ubicar el funcionamiento del fantasma neurótico operando en el sujeto, para que así, si esta situación está provocando síntoma, dirigir la cura entonces, más allá del fantasma neurótico que en el grafo del deseo está indicado con dirección al síntoma s(A). Porque si, como genialmente diría nuestro querido Marcelo Augusto, el neurótico entra a análisis con un fantasma (fantasma neurótico de la pulsión) y sale con otro (que si no me equivoco, sería el fantasma del grafo del deseo, en dirección y en circuito con S(A). Es decir, no deja de haber fantasma, éste es algo necesario, sin embargo el funcionamiento de éste frente al Otro, sería lo que debería de re-posicionarse en un análisis. Para que así, por ejemplo, el sujeto como diría Lacan en 1958, se pueda preguntar si realmente quiere lo que “desea”, es decir, que pueda desear desde el fantasma (también ficción mediante), pero eso sí, más allá de la demanda y Omnipotencia del Gran Otro.

Sebastián Lacaud

"¿Necesidad? Demanda y Deseo"

IG: @puntopsicoanalítico


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