LA LECTURA/ESCUCHA QUE [A]PUNTA A LO REAL...
Somos el borrador de un texto
que nunca será pasado en limpio.
Con palabras tachadas,
repetidas,
mal escritas
y hasta con faltas de ortografía.
Con palabras que esperan,
como todas las palabras esperan,
pero aquí abandonadas,
doblemente abandonadas
entre márgenes prolijos y yertos.
Bastaría, sin embargo, que este tosco borrador
fuera leído una sola vez en voz alta,
para que ya no esperásemos más
ningún texto definitivo.
Roberto Juarroz. Décima poesía vertical. Poema 50.
La lectura verdadera excede siempre al texto que lee,
rompe sus márgenes, va más
lejos.
El texto es un casi milagroso soporte
para que la lectura instaure un nuevo mundo.
Roberto Juarroz, "Casi razón". Decimocuarta poesía vertical.
El
otro día recordé un sábado nublado de Otoño/Invierno en Buenos Aires, donde estábamos
leyendo el seminario 10 de Lacan con un grupo de Estudio. El equipo se componía
de Marcelo Augusto Pérez, Matías Spera, Maximiliano Sandoval, Gerardo Savia y
yo. Fuimos precisamente al capítulo cinco, la clase del 12 de diciembre de 1962.
En esa reunión surgieron muchos interrogantes que fuimos charlando, de los
cuales fuimos desglosando varios conceptos; que hoy me gustaría relacionar y
articular también con otras elaboraciones teóricas de Lacan.
En
la referida clase de ese seminario, nos encontramos nuevamente con el concepto lacaniano
de significante, diferenciándolo del signo lingüístico que representa
algo para alguien; el significante es lo que representa (al Sujeto) para otro significante. “La huella borrada” de
la que nos habla Lacan es una alusión poética del significante en la cadena
discursiva, en tanto que puede borrarse y dar lugar a otro significante. Y ahí
nomás nos preguntamos: ¿qué relación tiene el significante con la angustia del
Sujeto? O para decirlo de otro modo: si el significante engaña, justamente
porque no representa al objeto, sino al Sujeto ¿por qué la angustia es aquello que
no engaña? ¿Qué re-presenta la angustia? ¿Qué es la angustia?.
Vamos
puntualizando algunas cuestiones antes de avanzar en estas preguntas. Primero recordamos –según dijo Marcelo- que la angustia a la cual nos dedicamos es
propia del dispositivo analítico, lo que equivale a decir que NO hay
autoanálisis. Citamos a Lacan. “(a veces)
en el análisis hay algo que es anterior a todo lo que podemos elaborar o comprender.
Lo llamaré presencia del Otro con mayúscula. No hay autoanálisis, ni siquiera
cuando se imagina que lo hay. El Otro está allí”(1). Previamente en la
clase anterior el maestro francés nos plantea la angustia del (A)nalista como
igual a la del Sujeto: “Esta angustia que
ustedes saben, al parecer, regular tan bien en ustedes, ¿es la misma que la del
paciente? ¿Por qué no?.(2) A lo que
Gerardo explicitó: Por qué no, claramente
es así porque en el análisis hay un solo Sujeto y no dos.
Si
lo inconsciente es el discurso del Otro,
en el análisis el Sujeto será hablado por el Otro representado por el (A)nalista.
Matías comentó que “La angustia no es sin
objeto”, quiere decir que la angustia –dado que NO engaña en cuanto a su objeto-que se hace presente en el discurso
será ante la irrupción el significante del Otro barrado. ¿Dónde escribe Lacan, en el nudo
borromeo, la angustia? En la intersección de lo Real y lo Imaginario. Allí está
el goce del Otro (JA). Marcelo nuevamente nos recordó volver –como el mismo
maestro francés hace- al Estadio del Espejo y el modelo óptico, donde aprendimos:
el Espejo Cóncavo- la palabra del Otro, y el falo –phi: aquello que no pasa a
través del espejo plano, por ende hay algo que no es especularizable. El falo (a)parecerá pero bajo la forma de una falta. El investimiento de la imagen especular es
un tiempo fundamental en la relación imaginaria. Es fundamental en la medida en
que tiene un límite. Esto lo
planteamos justamente porque la angustia surge cuando el Otro aparece barrado –quiere
decir que también desea ¡Y eso al neurótico lo angustia muchísimo!- dice
Marcelo en uno de sus videos(3), el deseo es el deseo del Otro. A lo que yo
dije: la angustia tiene mala prensa, pero no es tan mala como parece
(pensativo): Citamos: “el verdadero
objeto que busca el neurótico es una demanda que quiere que se le demande.
Quiere que le supliquen. Lo único que no quiere es pagar el precio”(4).
Siempre nos reímos mucho y no por eso dejamos de avanzar con seriedad en la
lectura de la obra de Lacan. Gerardo comentó a esta altura que la escucha de la
Demanda del Sujeto, o sea ($<>D) “la pulsión
como el Eco en el Cuerpo del hecho de que hay un decir”(5) es interesante
porque el Analista va a pulsar -como las cuerdas de una guitarra- aquél significante
que va a abrir..
Y
de aquí en más pasamos a pensar que el Analista no va escuchar significantes
sino leer a la letra. Y surgió algo muy interesante en la clase, todos nos
quedamos perplejos –y por qué no- un poco angustiados, extrañados- a raíz de un sueño que
relató un analizante.
Al
comienzo de la sesión dijo: “tuve 5 (cinco) sueños pero no me acuerdo ninguno”. Subrayo al
comienzo, porque el Analista le contestó: “me
lo estás diciendo”. Sin entender qué quería decir con su intervención, le
respondió “pero no me acuerdo nada, ¿qué voy a contarte?. Insistencia
significante… cuya réplica por parte del Analista fue “qué se te ocurre con 5
(cinco)?. Después de un largo silencio y paciente espera,
ese significante “cinco”, pasó a ser otro enunciado “sin-co/ger hace 2 semanas”.
De allí en más Eso abrió más y más significantes que engañosamente hablaban de
una verdad que angustiaba al Sujeto. Pero la angustia no miente. Fuimos al
seminario 16 donde Lacan nos dice que “el
saber del neurótico es el goce del Sujeto supuesto Saber”(6) y lo enlazamos a lo que abre en el
seminario posterior "Lo que se le pide al
psicoanalista, ya lo indiqué en mi discurso la última vez, no es lo que
concierne a ese sujeto supuesto saber, en el que han creído hallar el fundamento
de la transferencia, entendiéndolo como es habitual de forma un poco sesgada. A
menudo he insistido en que no se supone que sepamos gran cosa. El analista
instaura algo que es todo lo contrario. El analista le dice al que se dispone a
empezar vamos, diga cualquier cosa, será maravilloso. Es a él a quien el
analista instituye como sujeto supuesto saber". (7) Lacan enuncia
muy tempranamente en su enseñanza, refiriéndose a que en un análisis “se trata menos de recordar que de reescribir la historia”, concepto
que también retoma en uno de sus últimos seminarios "Es
por eso que digo que, ni en lo que dice el analizante ni en lo que dice el
analista hay otra cosa que escritura (8). Sabemos también que el sueño es
una escritura jeroglífica que hay
que leer/descifrar; a veces con la angustia de no saber qué quiere decir(nos)
el trazo del Sujeto. Leer a la letra es encontrar en lo que se dice algo que está siendo dicho. “Diga
cualquier cosa” no es cualquier cosa sino el texto que (se) produce (en) la
escucha/lectura del análisis. "Uno
quiere decir, pero lo que uno quiere decir está en general pifiado. Es ahí que
la oreja del psicoanalista interviene, a saber que se percata de lo que el otro
verdaderamente quería decir. Y lo que quería decir, en general, no es lo que
está en el texto"(9).
Para
último: la obra de Lacan no es –como algunos piensan, o dicen sin entender- una
teoría abstracta, sino que su enseñanza se trata de la técnica analítica, y de
cómo opera el Analista en la dirección de la cura. El Sujeto está escindido entre
lo que dice y lo que sabe; el Otro está castrado. Pero en esa división entre el saber y la verdad, la angustia
-la brújula del deseo- no engaña en los señuelos de los significantes que discurren en el análisis.
Y
para finalizar, quiero dedicar este texto -puesto que no es de mi exclusiva
autoría- a Marcelo, Gerardo, Matías, y Maxi, ya que lo escribí en transferencia
con ellos compartiendo ”en Buenos Aires
claro” aquellos buenos momentos en las clases,
cebando mate, escuchando atentamente a cada uno, y aprendiendo a leer a Lacan.
A uds entonces co-autores, gracias eternas!.
Juan Pablo Moscardi
La lectura/escucha que (a)punta a lo Real
Diciembre 2020.
Arte: Milthon Sculpteur
1. J.Lacan, seminario 10, clase del 21 de
noviembre de 1962.
2. J.Lacan, seminario 10, clase del 14 de noviembre de 1962.
3. https://youtu.be/gu0uLR3Kud8 (a los 4.20)
4. J.Lacan, seminario 10, clase del 5 de diciembre de 1962.
5. J. Lacan. seminario 23. clase del 18 de noviembre de 1975
6 J.Lacan. seminario 16. clase del 4 de junio de 1969
7 J.Lacan. seminario 17. clase del 14 de enero de 1970
8.
9. J. Lacan. Discurso de Tokio. 21 de abril de 1971
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